Dr. Francisco Ganga sostiene que las universidades no pueden avanzar sin el apoyo de los grupos de interés
Sede Santiago
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En el contexto del debate en torno a la reforma a la educación superior, el académico de la ULagos precisó que “tenemos un camino que hay que empezar a construirlo, donde el debate y la reflexión son absolutamente necesarios”. 

El académico y director del Programa de Investigación sobre Gobernanza e Inclusión Organizacional (PRIGO) del Departamento de Ciencias del Desarrollo de la Universidad de Los Lagos, señaló, en el contexto del debate en torno a la reforma a la educación superior, que las universidades estatales no pueden avanzar sin el apoyo de los grupos de interés, entre ellos el mundo empresarial o productivo.

“En este nuevo contexto, la universidad no puede progresar significativamente, sin el apoyo de los diversos grupos de interés que estas organizaciones tienen, y por ejemplo, el mundo productivo, es uno de mucha relevancia y trascendencia. Los empresarios, con justa razón, muchas veces se quejan de que no existe una conexión real con las universidades», subrayó.

Agregó que, por tanto, «tenemos instituciones mirándose hacia adentro, tratando de resolver sus problemas internos, que son muchos, la mayoría relacionados con la insuficiencia de recursos, producto del abandono del Estado de sus casas de estudios; en este sentido, el equipo directivo se concentra e insume mucha energía, entendible por lo demás, para poder superar esa gran debilidad. Lo anterior, les impide generar nexos efectivos con las fuerzas vivas de sus propios territorios”.

Del mismo modo, el Dr. en Administración de Empresas agregó que, incluso, los esfuerzos de las universidades por conectarse con sus egresados aún son débiles.

“Otro de los grupos de interés de mucha importancia, son los titulados, y en términos reales, que existan corpus de egresados que sean parte del gobierno universitario o que apoyen de manera efectiva y concreta a las instituciones universitarias, en general, no las tenemos, a pesar de los esfuerzos que han hecho las universidades por conectarse con sus egresados, a propósito de los procesos de acreditación”, recalcó.

Asimismo, precisó que este escenario se repite con otros grupos de interés “como las juntas de vecinos, los clubes deportivos y en general, todas las fuerzas vivas de una región que debieran tener algún nivel de conexión con su universidad”.

En ese sentido, el académico explicó que la gobernanza es “fundamental” porque “intenta darle una respuesta a esa falta de conexión, pues este enfoque apunta al ejercicio formal e informal de la autoridad en un marco jurídico que se respeta, y con políticas, reglamentos y estrategias que posibilitan una apropiada interacción entre los diversos actores que tienen intereses genuinos con el mundo de la universidad”, acotando que, por tanto, “tenemos un camino que hay que empezar a consolidarlo, donde el debate, el diálogo con sentido y la reflexión profunda, son absolutamente necesarios”.

La importancia de la gobernanza universitaria

Para el Dr. Ganga el actual escenario organizacional se caracteriza por una creciente hipercomplejidad, con cambios profusos, permanentes y drásticos, “donde nada es sólido, pues lo que prima es la liquidez, como diría Zygmunt Bauman; todo lo anterior, gatillado por las megatrasformaciones políticas, económicas y sociales ocurridos a partir de la segunda mitad del siglo XX”.

“Entonces, en esta plataforma tornadiza, temporal y voluble, donde las cosas ocurren de manera muy acelerada, se requiere una adecuada gobernanza, que permita mirar de manera amplia y dúctil, y no solo preocuparse de lo intraorganizacional o los grupos endogámicos, interesados en el desarrollo de la institución, sino que también implica que la entidad universitaria empieza a observar qué pasa con su entorno inmediato, lo cual coloca el foco, en lo periorganizacional”, puntualizó.

A su vez, el académico especificó que una de las grandes problemáticas que afecta a muchas de las universidades en América Latina, se relaciona con la buropatología.

“Este fenómeno ocurre cuando la burocracia no es un medio, una herramienta, sino que se transforma en un fin, y se agudiza aún más cuando las instituciones empiezan a nombrar en determinados cargos a personas, no por sus méritos y trayectoria académica, no por capacidades, no por sus reales competencias; sino fundamentalmente por virtudes asociadas a sus habilidades de relacionamiento», enfatizó.

Acotó que «como lo he expresado en otras oportunidades, el poder debe estar en manos de quienes tienen las competencias y la experiencia para ejecutarlo con eficiencia, eficacia y efectividad, y no al revés; es decir, no debe estar en personas que ejercen el poder para luego tener experiencia y conocimiento en administración de organizaciones”.

Por tanto, remarcó, lo anterior acentúa aún más la incapacidad para resolver los problemas que se dan al interior de las universidades, «es decir, cuando los cargos son ocupados por personas que han llegado a esa posición, desde su nivel de incompetencia, como diría Laurence Peter».

“En este orden de cosas, puede darse que muchos de los usuarios y miembros de los diferentes grupos de interés, terminan hastiándose con nuestras universidades, porque no somos capaces de darle respuesta a sus inquietudes intelectuales y sus necesidades académicas, con los niveles de excelencia que hoy demanda la ciudadanía; con los estándares de velocidad y calidad que ellos seguramente esperan”, concluyó.

Publicado por: Andrés Zanetti