Presentan iniciativa que contribuye al reconocimiento de los derechos de las naciones preexistentes
Sede Santiago
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  • La Directora de la Dirección de Pueblos Originarios de la ULagos, Dra. Silvia Castillo, expuso en la Sede Santiago en el marco del proyecto “Universidad y Pueblos Originarios: hacia la construcción de un necesario vínculo basado en los derechos”, y ofreció un taller de lengua mapuche williche (chesüngun).

 

En el marco del proyecto “Universidad y Pueblos Originarios: hacia la construcción de un necesario vínculo basado en los derechos”, la Directora de la Dirección de Pueblos Originarios de la ULagos, Dra. Silvia Castillo, presentó ante estudiantes, funcionarios/as y académicos de la Sede Santiago, los principales lineamientos de la Unidad que dirige y cómo la Universidad ha avanzado en diseñar e implementar una política universitaria que contribuya a generar condiciones para el ejercicio de los derechos de las naciones preexistentes.

La Dirección de Pueblos Originarios fue decretada por la ULagos el 10 de enero de este año y su propósito, entre otros, es fortalecer la relación entre la Universidad y los Pueblos Originarios. Esta tarea la Dirección la ha estado desarrollando desde su creación, en las diferentes áreas universitarias de los Campus y Sedes de nuestra Casa de Estudios.

En esa línea, la Dra. Castillo, expresó que fue muy grato compartir con los/as profesionales y docentes de la Sede Santiago y que se escogió esta fecha para la presentación “porque llegar en este momento del año es importante y también pertinente, por la celebración del Wüñoy Tripantu, donde se reinicia el ciclo de la naturaleza”.

Explicó que “como equipo, pensamos en presentar la Dirección no como un monólogo si no invitando a la reflexión y a la conversación; partimos con el mapa de Santiago para ir reconociendo nombres como Peñalolén, Quilicura, Ñuñoa, Maipú y ver cómo la gente se acercaba a su propio cotidiano porque habita esas comunas”.

Precisó que la presentación fue “una invitación desde el poyewün o cariño para avanzar en un proceso de historización, porque en la medida en que uno se detiene a pensar cómo fue construido, se explica por qué utiliza esas palabras”.

A su vez, aseguró que con la experiencia “me voy contenta pensando en el desafío que tenemos, que es de qué manera nos implicamos en este fütha küzaw o gran trabajo; pensamos en proyectos de intervención de futuro de manera colectiva, pero contribuyendo desde mi propio microespacio a esa transformación sociocultural, derribando prejuicios, estereotipos, prácticas discriminatorias y racistas, a veces muy explícitas y a veces muy solapadas en el lenguaje o en actitudes. Creo que es una oportunidad que tenemos para contribuir en esa dirección de mayor justicia social”.

Nueva Constitución

Asimismo, la doctora en Ciencias de la Educación se refirió a los cambios que en esta área conllevaría la nueva Constitución.

“Es un avance que esperamos no solo sea simbólico. En la región, Chile es uno de los países que no explicitan un reconocimiento de los pueblos originarios en la Constitución (junto a Uruguay y Surinam), y pensar en un Chile plurinacional donde esté presente el reconocimiento de las naciones preexistentes, sin duda es una alegría, pero también es un desafío porque esto también implica avanzar en el ejercicio de derechos y no solamente derechos lingüísticos sino los derechos culturales, sociales y económicos, también en la autodeterminación y en cómo ejercer la autonomía y eso es complejo porque tiene que ver con esa transformación sociocultural, en cómo me aperturo en esa construcción de conocimiento y comprendo que existen otras maneras de habitar los territorios”, sostuvo.

Por lo tanto, subrayó, “hay un vínculo, una conexión entre el che o el ser mapuche, aymara, quechua, rapanui, y el territorio (…) y el ejercicio de los derechos debiera afectar la vida de las personas al alero de la justicia social”.

Remarcó que, “entonces que en una universidad pública se estén dando estos espacios de discusión y de conversación es muy importante para ir derribando estos mitos que se han construido en torno a la plurinacionalidad de esta mirada separatista o de la interculturalidad que obviamente no es performática ni folclorisante ni instrumental ni funcional; es una interculturalidad que comprende los derechos como un aspecto clave para la vida de las personas”.

Lenguaje

Por otro lado, la Dra. Castillo también ofreció a los/as funcionarios/as de la Sede un taller de lengua mapuche williche (chesüngun) que tenía como objetivo crear conciencia y contribuir al ejercicio de los derechos lingüísticos de los Pueblos Originarios.

Recordó que en 2009 se aprobó en nuestro país el decreto 280 que, entre otros aspectos, creó la actual asignatura de “lengua y cultura de los pueblos originarios y ancestrales” en la educación básica.

No obstante, la académica puntualizó que “llevamos más de 12 años de esa política pública educativa y las barreras y resistencias de los distintos actores no han desaparecido; continúa en algunos contextos la idea de que una lengua originaria no es útil, lo que fortalece los prejuicios, los estereotipos, que dialoga muy bien con un sistema de mercado, y se opone a esa mirada de cómo se construye el valor y el estatus de una lengua y una cultura de pueblos”.

Reconoció que ha habido avances en materia de fortalecimiento identitario “sobre todo en los niños y en las niñas mapuche, aymara, quechua y rapanui. También están los espacios autónomos de aprendizaje como los colectivos urbanos, los internados lingüísticos y otras iniciativas que han provocado la generación de neohablantes o recuperantes de lengua, pero en lo que todavía se está al debe es que este fortalecimiento identitario no ha permeado profundamente a los contextos educativos”.

Respecto al taller, la Dra. Castillo explicó que “es un ejercicio experiencial, con el objetivo de que cada uno se pusiera en el lugar del otro (…) y que se sintiera, por ejemplo, cuando a la gente se le acallaba, cuando no podían hablar su propia lengua en las escuelas, cuando se arrodillaban en las esquinas sobre legumbres porque hablaban otra lengua, es decir, toda esta mirada colonial o civilizatoria”.

Por último, enfatizó que no solo se trata “de aprender la lengua, sino que estos espacios de aprendizaje donde ejercemos el derecho o aportamos al ejercicio de los derechos lingüísticos, también podamos reflexionar y detenernos en nuestro propio proceso de historización”.

 

 

Publicado por: Andrés Zanetti