Carlos Delgado Álvarez
Doctor en Ciencias de la Educación
Profesional ULagos
La incorporación de la Vinculación con el Medio (VcM) como sello formativo en la docencia universitaria ha emergido como una respuesta estratégica a las demandas contemporáneas de pertinencia, responsabilidad social y democratización del conocimiento en América Latina. A partir de la literatura reciente y de los debates sobre la misión pública universitaria, se argumenta que la VcM no constituye únicamente un conjunto de metodologías, sino una reorganización del vínculo entre la universidad, el territorio y la ciudadanía. Sin embargo, su consolidación se enfrenta a estructuras curriculares rígidas, sistemas de aseguramiento de la calidad centrados en indicadores tradicionales e incentivos académicos que privilegian la productividad científica sobre la colaboración territorial.
También, la educación superior se encuentra atravesada por crecientes demandas de pertinencia social, calidad académica, innovación pedagógica y ampliación del acceso. En este escenario, la VcM ha dejado de ser una función periférica para adquirir un rol estratégico en la articulación entre conocimiento, territorio y desarrollo. Este desplazamiento ha derivado en la emergencia de la docencia con sello de VcM, una propuesta que busca integrar experiencias territoriales como parte constitutiva de los procesos formativos. Este fenómeno merece atención porque involucra debates centrales sobre la misión universitaria, la política pública, la evaluación y la formación profesional. No se trata solo de innovar en el aula, sino de redefinir la función social de la universidad (Boyer, E. (1996) The scholarship of engagement. Boletín de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias, Vol. 49, No. 7, págs. 18-33); Bernasconi, A. (2020) La educación superior en América Latina en la encrucijada. Fondo de Cultura Económica).
La docencia con sello de VcM ha sido interpretada como un modo de democratizar el conocimiento, permitiendo que estudiantes, académicos y comunidades participen de manera conjunta en la construcción de saberes socialmente situados. Esta aproximación dialoga con la tradición latinoamericana de pedagogías críticas, donde Freire, P. (1970. Pedagogía del oprimido. Siglo XXI) sostiene que el aprendizaje debe vincularse a la transformación de la realidad y al ejercicio de la conciencia social. Además, la literatura sobre aprendizaje situado refuerza esta premisa al demostrar que los conocimientos adquieren mayor relevancia cuando se articulan con experiencias contextualizadas (Lave, J., & Wenger, E. (1991). Situated learning: Legitimate peripheral participation. Cambridge University Press). En este marco, la VcM posibilita que los estudiantes no solo “apliquen” teorías, sino que participen en los procesos de co-construcción epistémica con los actores territoriales.
Asimismo, la docencia con sello de VcM amplía la misión pública de la universidad. Boyer (1996) planteó la necesidad de un “scholarship of engagement”, donde el compromiso público forma parte de la actividad académica legítima. Desde esta perspectiva, la docencia deja de ser un proceso restringido al aula para convertirse en un espacio de interacción social y de responsabilidad cívica. Esta reconfiguración del conocimiento universitario introduce tensiones con las prácticas tradicionales, ya que cuestiona las jerarquías epistémicas, redefine los roles docentes y abre a la universidad a formas no académicas de conocimiento.
La implementación de la docencia con sello VcM revela tensiones estructurales que operan a nivel curricular, organizacional y normativo. En el plano curricular, los programas rígidos dificultan la flexibilidad temporal y metodológica necesaria para trabajar con actores territoriales, cuyas dinámicas suelen ser más variables. En el plano organizacional, la literatura destaca la persistencia de modelos universitarios burocráticos que priorizan la eficiencia administrativa por sobre la innovación pedagógica (Bernasconi, 2020). La VcM, al requerir coordinación inter e intra institucionales, gestión de alianzas y trabajo colaborativo, pone en evidencia los límites de estas estructuras.
El aseguramiento de la calidad es otro ámbito de tensión. Aunque las políticas nacionales han reconocido a la VcM como función sustantiva -como ocurre en los criterios de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA-Chile, 2023. Criterios y estándares para la acreditación institucional. Comisión Nacional de Acreditación)-, los indicadores siguen centrados en resultados cuantificables y de corto plazo. Los impactos de la VcM, en cambio, suelen ser cualitativos, procesuales y de largo plazo. A esto se suma el diseño de incentivos académicos, donde la carrera docente continúa privilegiando la productividad científica tradicional (Furco & Holland, 2004. Institutionalizing service-learning in higher education. Jossey-Bass), lo que desincentiva el involucramiento en proyectos territoriales que demandan tiempo, trabajo relacional y seguimiento comunitario.
Desde el punto de vista pedagógico, la docencia con sello de VcM abre un horizonte de potencial transformador. Diversos estudios han mostrado que la interacción con el territorio promueve el pensamiento crítico, la motivación estudiantil, el sentido de pertenencia y la adquisición de capacidades profesionales contextualizadas (Astin, A., Vogelgesang, L., Ikeda, E., & Yee, J. (2000). How service learning affects students. UCLA Higher Education Research Institute). Para estudiantes de primera generación, estas experiencias pueden reforzar el sentido de propósito universitario y la comprensión del rol público de su futuro ejercicio profesional. No obstante, también emergen límites importantes. La coordinación con organizaciones del entorno requiere competencias docentes que no siempre están presentes, como la facilitación del diálogo intersectorial, la mediación de conflictos, el diseño de experiencias territoriales seguras y éticamente responsables, entre otras; se trata de un perfil docente ampliado, que la formación universitaria aún no ha incorporado plenamente. Por otro lado, el estudiantado, por su parte, enfrenta desafíos de heterogeneidad sociocultural que para algunos grupos las experiencias territoriales pueden resultar exigentes o incluso amenazantes, especialmente si no se acompañan con dispositivos de reflexión crítica y contención (Creswell, J. W., & Guetterman, T. (2019). Educational research: Planning, conducting, and evaluating quantitative and qualitative research. Pearson).
Más que un recurso metodológico, la docencia con sello VcM puede comprenderse como parte de una ecología universitaria que articula tres planos de manera simultánea: a) el pedagógico, donde se integran experiencias formativas situadas; b) el institucional, donde se reorganizan estructuras, incentivos y sistemas de evaluación; y c) el público, donde la universidad se reconoce como actor implicado en la producción de bienes comunes. Esta ecología requiere coherencia institucional que se refleje en políticas de VcM robustas, financiamiento estable, dispositivos de acompañamiento y marcos éticos que regulen la interacción con los territorios vulnerables. En ausencia de estas condiciones, la VcM corre el riesgo de quedar reducida a actividades puntuales dependientes de voluntades personales.
En resumen, la docencia con sello de VcM constituye un aporte significativo para la renovación de la educación superior, pues articula conocimiento, territorio y formación ciudadana. Su potencial transformador reside en su capacidad para democratizar la producción de saberes y reforzar la misión pública universitaria. Sin embargo, su consolidación enfrenta tensiones institucionales aún no resueltas, a saber: estructuras curriculares rígidas, marcos de aseguramiento de la calidad centrados en indicadores tradicionales, incentivos académicos limitados y desafíos pedagógicos complejos. Para avanzar hacia una docencia con sello VcM sostenible, se requiere comprender estos desafíos no como barreras metodológicas, sino como expresiones de un debate más amplio sobre el sentido de la universidad en la sociedad contemporánea.
Publicado por: Loreto Bustos Novoa











