OPINIÓN: Política, educación y adoctrinamiento
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Doctor en Educación, Juan José Salinas Valdés.

Especialista en formación ciudadana.

Académico Universidad de Los Lagos.

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Política y Educación es el título de un libro del gran pedagogo Paulo Freire, en este planteó la necesidad de proponernos objetivos político-pedagógicos en el marco del quehacer educativo. Es verdad que para muchos la combinación de los conceptos “política” y “educación” evoca un campo de reeducación en alguna lejana dictadura, no obstante, Freire se refería a algo muy distinto: a la necesidad de que la educación contribuya a la democracia y a los derechos humanos. ¿Por qué la educación debe contribuir a los derechos humanos? Porque constituyen la base moral del trato que los seres humanos nos damos a nosotros mismos. Solo pensemos que fueron construidos después de al menos trecientos mil años (si solo contamos la especie sapiens) en los cuales predominó la simple regla del más fuerte.

Por eso mismo, un objetivo fundamental de una educación política para la democracia -que muchas veces llamamos “formación ciudadana”- es enseñar estos derechos en toda su amplitud, enseñar todas sus generaciones. Por ejemplo, para que muchos dejen de creer que estos son “algo que defiende a los delincuentes” y comprendan que incluso poder caminar por la calle sin miedo a ser asaltado es parte de un derecho humano. De esta forma podremos defender mucho mejor nuestra calidad de vida como ciudadanía.

Ahora bien, una educación política para la democracia debe ser llevada adelante considerando algunos principios fundamentales, y así muchos autores y autoras defienden que esta debe ser dialógica; respetuosa de las múltiples perspectivas y opiniones; activa y participativa, así como la necesidad de abordar los problemas socialmente relevantes del pasado, del presente y del futuro, siempre en el marco del respeto por los derechos humanos.

Recientemente la opinión pública chilena ha presenciado con malestar un video en el cual un docente increpa violentamente a algunos alumnos por su -al parecer- apoyo a la dictadura cívico-militar de Pinochet, se trata de una situación que ha tenido otras símiles en el pasado. Si la intención del docente fue promover los derechos humanos, se equivocó de muchas maneras, especialmente al manifestarse de forma autoritaria y cerrada al diálogo; al callar a gritos a sus estudiantes, sin tensar sus pensamientos, sin permitirles expresar sus ideas para luego contrastarlas con el dolor causado por dichas violaciones o con la idea de sociedad y país que queremos construir.

Una educación política para la democracia implica discutir ideas políticas -no sacarlas de las escuelas-, pero para convencer en torno a ideales democráticos. La imposición y el adoctrinamiento no solo son éticamente reprochables, sino que también, pueden llevar a resultados totalmente contrarios a los esperados.

Publicado por: Loreto Bustos Novoa