Día Mundial de los Albatros este jueves 19 de junio
Dr. Matthew R. Lee. Centro i~mar, Universidad de Los Lagos
El magnífico albatros, el gran viajero oceánico. Los albatros son auténticas aves pelágicas, aves de océanos abiertos. Muchos ejemplares pueden pasar años en el mar, dando varias vueltas al mundo antes de regresar a alguna pequeña isla oceánica para reproducirse. Los albatros son aves gigantes, algunas con una envergadura de hasta 3,5 metros, que surcan con facilidad la superficie del océano. Apenas batiendo sus alas, se balancean perfectamente sobre las corrientes de aire que se elevan por delante de cada ola, en un eficiente vuelo conocido como planeo dinámico. Los albatros son aves longevas, algunas alcanzando los 60 años. Como muchos animales longevos, se reproducen lentamente, se aparean de por vida y suelen criar un solo polluelo al año. Rara vez se avista en aguas costeras, excepto cuando se acercan a la costa por condiciones climáticas extremas. La única especie que probablemente se avista desde tierra en Chile es el albatros de ceja negra, una de las especies más pequeñas, pero más abundantes. Lo he visto de vez en cuando mientras cruzaba el Canal de Chacao camino a Chiloé.
La mayoría de los albatros están clasificados como vulnerables o en riesgo de extinción. Como se mencionó, son especies de reproducción lenta, lo que significa que tardan en recuperarse de las perturbaciones en sus poblaciones. Los albatros enfrentan muchas amenazas a su existencia. Se alimentan en la superficie de los océanos, principalmente de medusas, calamares y peces de superficie. A menudo se les puede encontrar siguiendo embarcaciones a través del mar, buscando peces desechados por los barcos pesqueros. Esto los hace vulnerables a quedar atrapados en redes de pesca o en los anzuelos de los palangreros.
Alimentarse en la superficie también los expone a residuos plásticos flotantes, que confunden con alimento. Este plástico llena sus estómagos, dejándolos saciados, pero carece de valor nutricional y mueren de inanición. Este problema es aún mayor durante la temporada de reproducción, cuando regresan al nido y alimentan a sus polluelos con estos residuos plásticos, quienes, por supuesto, terminan sin alimento suficiente para desarrollarse y mueren. Otra amenaza para el desarrollo de los polluelos de albatros son las especies invasoras, principalmente ratones y ratas. Los albatros anidan en pequeñas islas oceánicas remotas porque carecen de depredadores terrestres y los polluelos pueden crecer seguros. Las ratas y ratones introducidos por el hombre, ya sea deliberadamente o como resultado de naufragios, atacan a los polluelos en desarrollo, prácticamente comiéndoselos vivos.
¿Qué podemos hacer entonces para proteger al magnífico albatros? Es fundamental proteger nuestros mares abiertos, donde se alimenta, y las remotas islas oceánicas donde se reproduce. La semana pasada, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos celebrada en Francia, muchos países se comprometieron a proteger al menos el 30 % de nuestros océanos para 2030. Chile también se adhirió a ese compromiso. Pero no solo debemos proteger nuestras aguas territoriales costeras, sino también, cooperar en la protección de los océanos abiertos más allá de las jurisdicciones nacionales. En estas áreas protegidas, debemos prohibir la pesca comercial que amenaza la biodiversidad de nuestros océanos abiertos. Debemos eliminar las ratas y ratones invasores de las islas. Y todos debemos dejar de arrojar nuestra basura a los océanos. Ver al albatros surcando las corrientes de aire detrás de un barco que cruza el océano es una vista magnífica y un privilegio magnífico. Muchos nunca verán al albatros, pero debemos protegerlos, aunque no los veamos, no los olvidemos.
Publicado por: Loreto Bustos Novoa