La dosis precisa de ejercicios para mejorar la salud de los escolares de la región
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Si bien la insulino resistencia (IR) no es una enfermedad sino una condición fisiopatológica, es el antecedente de una serie de patologías que afectan gravemente la calidad de vida de las personas como la diabetes tipo 2, diabetes gestacional, hipertensión arterial, enfermedad por hígado graso no alcohólico y síndrome metabólico. *

Por: Natalia Araya Raccoursier

Foto y video: Javier Herrera

En esta condición el cuerpo no responde normalmente a la hormona insulina, cuya función es permitir que la glucosa sea guardada por las células musculares, se convierta en energía y sea procesada por el organismo. Cuando la condición de inactividad física y sedentarismo se mantiene en el tiempo, el páncreas secreta altos niveles de insulina lo que termina por declarar la diabetes tipo 2. Con el tiempo, las células que producen la insulina dejan de funcionar y se genera la diabetes tipo 1 haciendo a la persona dependiente del aporte de insulina.

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Epidemia de obesidad, resistencia a la insulina y diabetes

Aproximadamente 25 a 35% de la población occidental es resistente a la insulina en distintos grados. En la población pediátrica chilena, el 46,2% de niños con exceso de peso presenta esta condición. *

Los profesionales de la salud recomiendan evitar el uso generalizado de fármacos hipoglicemiantes, por lo tanto las autoridades de salud internacionales apuntan con insistencia a la prevención.

Prevenir la insulino resistencia en todas las edades implica llevar un estilo de vida saludable, es decir una dieta adecuada para mantener un peso estable, libre de obesidad, con bajos niveles de grasas, azúcares artificiales o comidas procesadas industrialmente además de hábitos sostenidos de actividad física diaria.

Una de las enfermedades derivadas de la resistencia a la insulina más temidas por sus graves consecuencias, es la diabetes mellitus tipo 2 cuya prevalencia ha aumentado en todo el mundo, especialmente en la población de escolares y en adultos menores a 40 años, algo muy poco frecuente en el pasado.

La diabetes generalmente impacta a los individuos en sus años de productividad, y se asocia de forma significativa a mayores problemas vasculares, es decir el deterioro de vasos sanguíneos, problemas de cicatrización y daño a los tejidos blandos como los ojos y riñones entre otros. Así, la diabetes afecta a toda la familia del enfermo, imponiendo una responsabilidad de por vida en el cuidado terapéutico y emocional del enfermo, con gran impacto económico causado por los costos en salud, la pérdida de capacidad laboral, discapacidad, jubilación temprana, dependencia y muerte prematura.

En Chile, de acuerdo a las cifras de la Encuesta Nacional de Salud (ENS) 2016-2017 el 12,3% de los chilenos podría tener diabetes, en contraste con la ENS 2009-2010, que arrojó una prevalencia de 9,4% y muy lejos de los 4,2% arrojados en la ENS 2003.

Entre 2010 y 2017 el alza se vuelve dramática en los tramos más jóvenes: El aumento de la sospecha de diabetes en menores de 8 años es de 19,6% a 25,3%; en niños de 8 a 12 años pasó de 6,8% a 11,2%

Para el grupo entre 15 y 24 años, la prevalencia pasó de 0,4% a 1,8% y para el grupo de entre 25 y 44 años el aumento fue de 3,8% a 6,3% entre la ENS anterior y la última medición.

En el mundo ya se habla de una epidemia cuya solución es conocida por todos pero que implica orientar las conductas y hábitos de vida de las nuevas generaciones en la dirección opuesta a la que han tomado debido al estilo de vida urbano, la disminución de las horas y calidad de sueño, la producción industrial de alimentos, las jornadas laborales extendidas que conllevan sedentarismo junto a una alimentación descuidada, alta en preservantes, grasas saturadas y azúcares.

  • 86,7% de la población chilena es sedentaria según la Encuesta Nacional de Salud 2016-2017
  • 73,5% de la población chilena entre 15 a 24 años es sedentaria
  • Consumo de frutas y verduras (5 porciones o más al día) 15% en población general, 14,4% en la población entre 15 y 24
  • Estado nutricional de la población:
    1,3% enflaquecido
    24,5% normal
    39,8% sobrepeso
    31,2% obesidad
    3,2% obesidad mórbida
  • La Encuesta nacional de Salud 2009 y 2010 arrojó que un 22,9% de la población padecía obesidad y un 2,2 % de obesidad mórbida. En la versión 2016-2017 esas cifras aumentaron a 31,2% de obesidad y 3,2% de obesidad mórbida.
  • 1 de cada 11 muertes en Chile es atribuible al sobrepeso y obesidad (Minsal)
  • Chile entre los países con más obesidad en el mundo, junto a EEUU y México. (Minsal)
  • Chile gastó 21,2 mil millones de dólares en asistencia sanitaria en 2014, de los cuales el 10,2% se destinó a la diabetes. Esto da un promedio de 1.427 dólares por persona con diabetes. **

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La educación es la clave

Frente a estas alarmantes cifras de aumento de la obesidad y prevalencia de diabetes entre jóvenes y niños, los especialistas estudian no solo las medidas que deben tomarse, sino como provocar el cambio cultural necesario para que estas tengan incidencia en la salud de largo plazo y la calidad de vida de las personas.

Entre las medidas más costo-efectivas propuestas por el Ministerio de la Salud para combatir la obesidad está el etiquetado frontal para una compra informada, regular la publicidad dirigida a niños, intervenciones en escuelas, consejería en vida sana en atención primaria, impuestos a alimentos altos en nutrientes críticos y promover actividad física. Es decir, vida sana y educación.

La educación es el vehículo para el cambio cultural que se requiere para revertir este proceso de deterioro de la salud.

En línea con estos planteamientos, un grupo de Investigadores del departamento de Ciencias de la Actividad Física de la Universidad de Los Lagos, que forman parte del Área Prioritaria de Investigación (API) «Salud y Calidad de Vida», liderados por el Dr. en Ciencias de la Salud, Cristian Álvarez, construyeron una investigación/intervención tendiente a comparar la frecuencia y tipo de ejercicios físicos con mayor impacto en los indicadores de Insulino Resistencia en la población escolar de la región de Los Lagos.

El estudio llamado “Exercise and glucose control in children with insulin resistance: prevalence of non-responders” buscó medir el impacto de dos metodologías de actividad física en distintas frecuencias semanales.

El estudio

Se compararon los resultados de ejercicios de fuerza muscular, es decir ejercicios con pesas, bandas elásticas entre otros equipos, con los obtenidos mediante la metodología de ejercicio intermitente, llamado HIT (high-intensity interval training), que implica la realización de un ejercicio que provoque fatiga muscular sostenido durante algunos segundos, seguido siempre de pausas de descanso o reposo. Esta secuencia de ejercicio breve de alta intensidad seguido reposo absoluto, se puede repetir varias veces y sumar un tiempo total de actividad física de pocos minutos pero alta intensidad.

Ambas metodologías – HIT y fuerza muscular – se probaron con estudiantes de 6to básico durante 6 semanas para medir su efectividad en disminuir los niveles de insulino resistencia. Un segundo objetivo fue describir y comparar la prevalencia de no respondedores a la actividad física.

Antes de iniciar la experiencia, se tomaron muestras de glicemia (glucosa en ayuna) e insulinemia (insulina en ayuna), se midió peso y composición corporal, presión arterial, además de observar el desempeño durante los ejercicios. Fueron cincuenta y tres niños con insulino resistencia, repartidos al azar en 4 grupos con regímenes de ejercicio diferenciados:

– Ejercicios de Fuerza muscular en alta frecuencia semanal (3 días/sem)
– HIT en alta frecuencia semanal (3 días/sem)
– Ejercicios de Fuerza muscular en baja frecuencia (2 días/sem)
– HIT en baja frecuencia semanal (2 días/sem).

Al cabo de 6 semanas se tomaron nuevas mediciones y los resultados arrojaron que tanto el ejercicio de fuerza muscular como los HIT contribuyeron a disminuir significativamente la resistencia a la insulina. Sin embargo los ejercicios HIT demostraron ser más efectivos para mantener la salud cardiometabólica y la disminución de la IR, tanto en alta como en baja frecuencia semanal.

Este punto es particularmente importante en el sistema escolar chileno ya que de primero a cuarto básico los escolares tienen clases de educación física sólo 2 veces a la semana en la mayoría de los establecimientos. Cada clase dura 90 minutos y está demostrado que entre el trayecto al gimnasio, preparación e instrucciones, el tiempo de ejercicio físico no sobrepasa los 20 minutos. Por lo tanto los niños de primer ciclo de Educación Básica, suman 40 minutos de actividad física dirigida a la semana o menos.

En tanto, la política nacional de actividad física y deporte como la Organización Mundial de la Salud recomiendan que los niños realicen 60 minutos de actividad física de tipo moderada o vigorosa por día.

El Dr. Cristián Álvarez profundiza en este aspecto que dio el punto de partida para la formulación de la hipótesis de investigación: “Estas cifras no están adaptadas a la realidad nacional y mucho menos a la realidad regional de Los Lagos. No tenemos estudios que evalúen cuántos minutos de actividad física realizan los escolares, tampoco existen estudios que hayan considerado el estímulo ambiental de nuestros niños: de comida chatarra, llegar al computador 4 horas, del círculo de protección errónea que puede darse por debido a factores no explorados como la baja tasa de natalidad, y si el único hijo de la casa es subvencionado en todas las necesidades, o las características del currículo escolar. En Latinoamérica tenemos un biotipo muy diferente al de los norteamericanos y europeos donde se han elaborado estas recomendaciones de actividad física. Investigadores de Escocia, estudiaron a la población Surasiática y descubrieron que en esa población, con un Índice de Masa Corporal (IMC**) de 22 kg/m2 ya adquiere diabetes y tienen sobrepeso u obesidad, por tanto las recomendaciones de actividad física son mayores para ellos.  En contraste, para nosotros el índice de masa corporal de una persona con peso normal es 18.5 a 24.9 kg/m2. Siento la responsabilidad como investigador de generar nuestros propios estudios, ojalá multicéntricos para clarificar las dosis necesarias de actividad física para escolares saludables.

Por haber estudiado en nuestra Universidad, siento la responsabilidad no sólo como investigador, sino como ser social de generar nuestros propios estudios, para resolver problemas regionales tan comunes como la obesidad, diabetes, hipertensión. Trabajando en conjunto con investigadores e investigadoras de otras áreas que se enfocan en misma problemática, como el área de la salud,  genética  microbiología, entre otros. Estamos activamente también trabajando con colegas del grupo de investigación ELHOC (Epidemiology of Lifestyle and Health Outcomes), desde la información de la Encuesta Nacional de Salud, y con colegas de Colombia y Brasil para tener una base de datos y un consenso que nos permita decir cuánto tiempo de actividad física requiere nuestra población para ser considerada físicamente activa o libre de enfermedades del no moverse, de alimentarse mal, entre otros.

¿Por qué la metodología HIT?

Los niños en general hacen todo de manera vigorosa pero de manera intermitente, paran. Es un comportamiento natural en ellos. Así juegan. Tras conducir esta intervención, he llegado a la conclusión de que los niños con insulino resistencia de la región, haciendo menos de 20 minutos de actividad física vigorosa intermitente por día, con metodología HIT, con carreras intermitentes, o mediante bicicletas estáticas, pueden dejar esta condición, y mantenerse saludables. Además, es posible insertar estas metodologías en el tiempo de Educación Física del currículo académico. Si podemos aplicar esta metodología con bicicletas estáticas, un niño obeso tiene las mismas posibilidades que un niño normopeso de mejorar, lo que no sucede en la versión corriendo de los ejercicios HIT. Ahí viene la parte importante que hay que plantear: no solo se necesita el gimnasio, el espacio físico debiese incluir también equipamiento adecuado y moderno, cómo bandas elásticas, cuerdas, mancuernas, bicicletas estáticas, o máquinas de ejercicio, no se requiere transformar el gimnasio de la escuela en una clínica, pero la asignatura se llama Educación física y Salud, por tanto, los escolares deben aprender a conocer sus conductas, qué herramientas tienen al alcance cuando su condición física y salud no son las más adecuadas, cómo enseñamos el autocuidado, un concepto que los va a acompañar toda la vida. 

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Dr. Cristián Álvarez

 

En las escuelas privadas hay mayor cantidad y calidad de materiales, pero en las escuelas del sistema público no es así. Desde la adquisición de balanzas tipo bio-impedanciómetros, que permiten obtener, en 30 segundos, un perfil completo de la composición corporal. Esto permitiría a los educadores una mejor planificación, evaluación y seguimiento en la asignatura en cuanto a cómo ingresan los escolares y cómo terminan el año escolar en términos de su salud.”

Parte importante de la intervención fue involucrar a los padres de los niños para que entendieran la naturaleza e importancia de esta investigación y los beneficios para la salud de sus hijos y el bien estar de toda la familia. Esto porque es importante instalar el cambio cultural en las nuevas generaciones pero también es necesario que la familia se involucre en la misión de adoptar un estilo de vida saludable, para ello la metodología debe estar adaptada a la realidad local, a la cultura del país y los hábitos de la sociedad.

El Dr. Álvarez nos explica que lo que todos conocemos como ejercicio tradicional, o ejercicio aeróbico, es decir correr media hora o una hora a baja intensidad y de manera continua, puede ser problemático y no conseguir los beneficios buscados “El problema es que la población escolar y adulta, es tan físicamente inactiva y sedentaria, que el cuerpo no está preparado: la vasculatura no está preparada, la persona tiene una baja capacidad aeróbica, hay poca capilarización, el retorno venoso es mucho más lento, hay poca masa muscular. Por lo tanto las personas no alcanzan a correr tres minutos, deben bajar la intensidad de carrera y terminan caminando porque se cansan. Entonces dado que hacer ejercicio continuo, no se puede mantener por prolongado tiempo, considerando el nivel de desacondicionamiento, el ejercicio intermitente de intensidad vigorosa HIT es mucho más adecuado y seguro, pues siempre da la posibilidad de recuperarse entre las pausas, reduciendo así el estrés cardiorespiratorio central. A medida que la persona adopta el hábito, la velocidad de recuperación se acorta y la capacidad de realizar más intervalos de ejercicio se incrementa, en paralelo a las mejoras en la condición física y salud como la reducción de la glicemia en personas con insulino resistencia y diabetes, o la normalización de la presión arterial en personas con hipertensión, mejorando así la calidad de vida”.

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** El índice de masa corporal (IMC) es un índice sencillo del peso para la talla que se usa generalmente al clasificar el sobrepeso y la obesidad en las poblaciones adultas e individuos.   Se define como el peso en los kilogramos divididos por la altura al cuadrado en metros (kg/M2). El  IMC proporciona la medida más útil a nivel de población de sobrepeso y obesidad ya que  es la misma para ambos sexos y para todas las edades de los adultos, fue instaurado en el siglo XVIII y conocido como el índice de Quetelet.

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